3.12.08

The End

Me asomo a la ventana. Lluvia fina, sensible. Mi percepción se detiene en la aureola de luz sobre las gotas que crean las farolas empapadas. Suena The End de The Doors -casi nada- en los altavoces. El mundo, mi mundo, se ha detenido.

Aquí estoy, pienso. Se me olvida, por este mágico instante, que soy miembro de una generación apática, perdida. Y, a la vez, la más colmada de un bienestar y una seguridad jamás imaginadas en la historia del hombre. Se me olvida que ya nadie quiere cambiar nada, solo mirar hacia adelante hasta el día en que la palmen, Renton dixit. Se me olvida el sufrimiento incontenibe e inenarrable que acontece en todos los rincones del planeta. Se me olvida toda la infamia, todo el dolor. Justo en este instante.

La canción termina, la lluvia sigue. El momento fugaz, acaba, muere. Vuelvo a despertar, lo recuerdo todo, de nuevo. Todo tiene un final.

The End.